Diferencia entre la enfermedad celíaca, sensibilidad al gluten y la alergia al gluten.
Estas tres patologías generan mucha confusión y a menudo se habla de una u otra sin tener claro cual es cada una.
La enfermedad celiaca es una enfermedad autoinmune por intolerancia a las proteínas del gluten, que se manifiesta a través del aparato digestivo produciendo atrofia de las vellosidades del intestino delgado. Los síntomas de la celiaquía suelen estar relacionados con el aparato digestivo (diarreas, dolor abdominal, gases, perdida de peso, etc.). En las formas menos típicas los síntomas son más generales e inespecíficos (anemia, cansancio, trastornos del crecimiento, abortos espontáneos, etc.). Existen, también, formas asintomáticas (sobre todo en familiares de enfermos celiacos y en pacientes con trastornos hormonales o inmunitarios).
La sensibilidad al gluten no celíaca (ni alérgica) no es debida ni a una intolerancia al gluten, ni a una alergia al mismo (las pruebas diagnósticas son negativas en ambos casos), pero los pacientes mejoran cuando retiran el gluten de su dieta y empeoran al reintroducirlo. Los síntomas pueden ser digestivos, pero también generales (cansancio, agotamiento, dolores articulares, malestar general, etc.). En ocasiones es un manifestación de una alergia alimentaria o intestinal.
La alergia al gluten es poco frecuente y es una patología que no tiene que ver ni con la enfermedad celiaca, ni con la sensibilidad no alérgica al gluten. En esta patología el sistema inmunitario produce anticuerpos IgE (los típicos de la alergia inmediata) contra el gluten porque lo considera perjudicial. Estos anticuerpos producen un respuesta inmediata tras la ingesta de gluten, dando lugar a síntomas típicamente alérgicos: urticaria, edema, rinitis, dificultad respiratoria, etc. En la enfermedad celiaca y en la alergia al gluten interviene el sistema inmunitario, pero por mecanismos diferentes.